Y entonces; Gotland

Y como marineros que anhelan de olas, nos hacíamos a la mar por 4 vez en lo que va de mes. Le hemos cogido cariño al gélido mar Báltico. A nuestra llegada a Gotland, el azul turquesa de unas aguas que morían en una costa muy salvaje hacían prever la tónica de un fin de semana con lo mínimo, en una divertida aventura de supervivencia y ahorro que ha dado momentos de belleza estética muy destacables.

Pero empecemos por el principio: como somos gente sin ningún tipo de respeto por nada ni nadie, nos procuramos un bonito regreso de la Madre Patria, Rusia. En lugar de descansar tras una agotadora semana, lavar la ropa usada y reusada durante el viaje, y descargar las fotos del mismo, como haría todo hijo de vecino. Nosotros decidimos hacer repoker y tras dos días en Bjornkulla nos embarcamos de nuevo.

Dos días en una isla muy natural, sorprendentemente virgen y cargada de historia. Dos días para recorrer la isla de norte a sur, en un empeño de coast to coast, que nos llevó desde la preciosa ciudad de Visby, corazón de la isla, hasta el paraíso natural de Farö, lugar que vio los últimos años de vida de Ingmar Bergman, hasta los peñones y playas de rocas repletas de fosiles, pasando por nuestro primer intento de chapuzón en la costa sueca y una soleada mañana en las erosionadas y sorprendentes bellas rocas de Langhammar, que son esculpidas artísticamente por la naturaleza.

Todo ello con un hostal de cuatro ruedas llamado Saab 900. Debiamos hacer gala escandinava y en ese sentido no fallamos. Además si Gotland es famosa, es por dar localización a la mítica serie infantil Pippi Calzaslargas, ahí recogimos el testigo, y si bien no volamos con nuestro Saab creo que es lo único que le faltó a un fin de semana de diversión, dispersión y encuentro con la naturaleza.

Un auténtico vergel en forma de isla, que se gana la fama del turismo sueco pero que pienso es internacionalmente desconocida. De hecho, fuimos los primeros Erasmus en adentrarnos en ella. La experiencia no pudo ser mejor. Cuando la depresión post-sovietica amenazaba con atacarnos, ahí estuvo Gotland para mostrarnos la cara mas amable y “ecosistemica” de Suecia.

Back from the USSR (Parte III): Encantos y contrastes

Moscú tiene dos peculiaridades muy obvias, cualquiera que haya tenido el privilegio de visitarla creo que sabría fácilmente identificar que se trata de una ciudad hostil pero cálida al mismo tiempo. ¿No son términos opuestos? Me explico.

Una ciudad donde sus ciudadanos no hablan inglés, y sobre todo, no hacen el menor intento por hablarlo. Una ciudad donde un guarda de seguridad zarandea a un polizón de metro. Donde numerosas camareras como mesas-camilla, con aspecto de ama, observan impasibles y arrogantes la confusión del turista. Una ciudad con unos precios tan variables como tu nacionalidad, tus rasgos faciales o tu arrojo. Una cuestión de determinación. Moscú no es un sitio en el que dudar. Moscú es una ciudad hostil.

Al mismo tiempo, estamos hablando de una ciudad con una vasta cultura musical, y de danza. Bellisimos edificios dedicados al arte. Una universidad asombrosa. Un metro de dimensiones colosales y un propósito escultural. Un museo subterráneo al alcance de la clase mas humilde, quizás reflejo de aquella época en la que parecieron ser el centro del universo romántico/político. Jardines encantadores, plazas acogedoras. Paseos infinitos y siglos, muchos siglos, en las cúpulas de sus vigorosas catedrales. Un centro de la ciudad totalmente cautivador, con miles de rincones que rezuman historia e historias. Moscú es una ciudad cálida.

Back from the USSR (Parte II): Reflexiones camino de Moscú

5AM. La Guerra Fría existe. Tras 3 horas completamente tirados en la frontera estonio-rusa, el sol primero tímido, después radiante, nos recibe ya en tierras soviéticas.

Y son precisamente sovieticas. Tras el paso fronterizo nos adentramos en un pueblo, o región, quien sabe, llamado Topyk. Abandono, con todas sus letras. Un lugar donde la nada hace su significado más franco e hiriente. Una especie de páramo interminable donde unas pocas granjas decoran un paisaje, lúgubre, me imagino, en la noche. Optimistamente triste con los primeros rayos de sol.

Ningún rastro que indique que el siglo XX hizo acto de presencia. Una región agestre, donde en un alarde de inspiración romantico-historico podríamos imaginar que fue habitada por gente que un dia soñó con prosperar gracias a esas tierras, pero que en eso se quedó: en un sueño.

Back from the USSR (Parte I): Viaje a Riga

Mucho dorado, excesiva moqueta, demasiados espejos… una decoración totalmente kitsch reflejo de unos pasajeros kitsch. Viajamos en un una atmósfera rescatada de los 80. A bordo una fiesta que cumple a raja tabla el estereotipo de diversión tan bien establecido por el fenómeno del resort. Véase, el abecé: karaoke, maquinas tragaperras, jacuzzi y clases de salsa.

Un tambaleo constante, superior al de un tren, musicalidad en el choque de las botellas perfectamente dispuestas para un divertimento altamente alcohólico.

Obscenidad, el momento en el que unas rusas bien maduras toman la pista de baile y con ella el timón de este buque del capitalismo en mitad del Báltico. Bendita venganza. Stalin, quizás no aleccionaste lo suficiente a las generaciones venideras.

Quizás tu tampoco contabas con ese crucial factor llamado David Ghetta. Un crucero que navega entre el Leninismo y la cultura occidental.

Las balas de Tejero

El día empezaba muy pronto, 8AM, o quizás es que el día anterior acabó muy tarde… ya no me acuerdo. El caso es que sin saber muy bien el porqué, llego un viernes en el que habíamos dado nuestra palabra, y nuestra firma, que íbamos a asistir a una actividad programada por el Comité Internacional de la universidad para visitar el Parlamento de Suecia. Y sí, a esas horas de la mañana muchas ideas rondaban la cabeza, pero sobre todo la de desertar, olvidarte de la actividad y de lo mucho o poco interesante que podía resultar. No obstante, y mas por buena fé y compromiso con los compañeros de Internacional ahí nos plantamos a una madrugadora hora en el centro de Estocolmo.

La visita, como os cuento, consistía en visitar el Parlamento de este país que nos ha dado cobijo en tiempos de crisis. Y definitivamente resultó una bocanada de espíritu democrático y una insuflación de respeto a la, en mi país, poco considerada clase política.

En Suecia resulta chocante descubrir que tienen un parlamento relativamente amplio, 349 miembros, frente a los 350 del Congreso de los diputados español. En un país que todo hay que decirlo tiene menos de un cuarto de la población de España. Pero lo más curioso no reside ahí sino en el concepto de política que tiene esta nación escandinava. Según nos contó la entusiasta guía, en el parlamento sueco llevan el tema de la representatividad de la sociedad a raja tabla. En esta cámara en torno al 20% de los miembros son suecos de primera generación, o lo que es lo mismo suecos hijos de emigrantes. Además existe un amplio baremo en la edad de los miembros, desde los 18 del más joven a los mas de 80 del más veterano, teniendo la edad media de los parlamentarios en 46 años. En el parlamento no existe una regulación específica con la paridad, pero no es motivo para que un 40% de los miembros sean “miembras”. Todo un reflejo de una sociedad nórdica como la sueca.

Por otra parte, la mujer hizo hincapié en un dato interesante desde la visión ibérica de la política. El parlamentario medio sueco no concibe esta como su principal trabajo, la mayoría de ellos son trabajadores estatales que dedican parte de su vida a desempeñar esta tarea para con sus conciudadanos. La política no es una profesión, sino una devoción. Además los parlamentarios cobran todos un sueldo establecido, estamos hablando de 50.000 coronas, o lo que es lo mismo en torno a 6000 euros mensuales. Un dinero que está por encima del sueldo medio del país: 32.000 coronas, pero que por supuesto no significa una forma de lucrarse. Como nos decía la guía, este trabajo está mal pagado para las horas y dedicación que desempeñan los miembros de la cámara.

En definitiva, importantes datos para tener en mente sobre el sistema político de este país. Relevantes y esclarecedores para una mente española como la mía. Todo sea dicho de paso, el parlamento tampoco tiene nada de especial, se trata de un edificio con una parte mas histórica y otra totalmente remodelada y moderna. Y eso es quizás signo y metáfora de todo lo anteriormente hablado. En Suecia todo parece más claro y limpio, mucho mas civilista. En España el Congreso es un edificio mucho más romántico, los miembros están envueltos de un aura de misticismo y elitismo. En España todo es más decimonónico, épico¿Dónde dices que están los tiros de Tejero?

Dirección: Laponia

¿Qué se lleva uno a Laponia? Esa pregunta del millón es el enigma que hemos tenido que resolver esta mañana para hacer nuestro equipaje.

¿Qué es Laponia? Quien lo sabe, ni yo lo tengo claro. Lo único que se es que las próximas 16 horas me las pasaré metido en un tren. No, no es el Polar Express pero casi.

Indudablemente dirigirse a 1200 km de distancia hacía el norte, viajar a la ciudad más al norte de Suecia, Kiruna, se presenta como una aventura en sí misma. Y digo yo que algo especial tendrá este lugar que tanta gente realiza ese maratoniano trayecto.

Sea lo que fuere que encontremos allí, lo contaremos en este espacio. Creo que nunca había realizado un viaje con tanta incertidumbre, la incertidumbre de no saber que esperar cuando baje del tren. Dejemos paso a la naturaleza.